Santiago de Chile, 20 mar (EFE).- El espectáculo de la cantante Miley Cyrus fue la guinda del pastel de la segunda y más potente jornada del festival de música Lollapalooza en Chile, que concluye este domingo tras dos años sin celebrarse por la pandemia de la covid-19.

La estadounidense se subió a los escenarios del Parque Bicentenario de Cerrillos, al sur de Santiago, y cautivó con su voz a los cientos de miles de asistentes con sus míticas «Wrecking ball» y «We can’t stop», además de otros temas del nuevo álbum, «Plastic Hearts».

Hubo tiempo también para sus habituales homenajes a viejas divas de rock como Blondie, de la que cantó «Heart of Glass» o para imitaciones de Cher, con «Bang Bang» o una revisión de «Jolene», una pieza de la estrella del country, Dolly Parton.

Enfundada en un traje de látex azul y con unas excéntricas gafas de sol, Cyrus copó el escenario de virtuosismo con su mezcla de rock, country y pop, en el que fue el concierto más aplaudido por las masas junto al de Foo Fighters.

En la víspera, la banda liderada por Dave Grohl desplegó un espectáculo con tiempo para clásicos y devolvió el rock al festival y a Chile, que desde que comenzó al pandemia no había tenido ocasión para un gran concierto de este género.

La banda recorrió temas como «This is a call» o la potente «All my life», además un puñado de temas de «Medicine at Midnight», su último álbum por el que obtuvieron en 2021 tres nominaciones al Grammy.

En total, un centenar de músicos brillaron en el Parque Bicentenario Cerrillos, al sur de la capital, con siete escenarios y un recinto copado de gente en uno de los eventos más masivos en Chile desde que llegó la covid-19.

UN CENTENAR DE ARTISTAS

El festival arrancó el viernes con decenas de artistas el panorama nacional e internacional entre los que destacaron, además de Foo Fighters, el DJ holandés Martin Garrix y los británicos Idles o The Wombats.

El sábado se subieron a los escenarios el rapero A$AP Rocky, el DJ y productor sueco Alesso, la banda de punk estadounidense A Day to Remember, el también rapero argentino Tiago PZK y la chilena Javiera Mena, entre otros.

El festival lo cierran el domingo The Strokes, con la rapera nacida en Los Ángeles (California) Doja Cat, su colega procedente de Texas, Machine Gun Kelly, el productor y autor de música electrónica Chris Lake, y la argentina Nicki Nicole, exponente de la música urbana de la ciudad de Rosario.

Fueron habituales las aglomeraciones y largas filas para ingresar y salir del festival, que este año tuvo que adaptarse a una nueva localización tras dejarse atrás la posibilidad de celebrarse en el céntrico Parque O’Higgins.

DOS AÑOS SIN FESTIVAL

Fundado en 1991 en Estados Unidos y consagrado como uno de los festivales masivos más importantes del continente, Lollapalooza llegó al país suramericano por primera vez en 2011 y este fin de semana celebra su décima edición en Santiago tras dos años sin desplegarse por la pandemia de la covid-19.

Según detallaron desde la organización, el evento cuenta con un plan de sostenibilidad para reducir su impacto ambiental (al igual que ediciones anteriores), además de medidas sanitarias para evitar la propagación del virus.

Entre ellas figuran la obligatoriedad de contar con el esquema de vacunación completo (siendo que un 95 % de la población chilena lo tiene) o del uso permanente de mascarillas.

El festival se llevó a cabo justo cuando el país, que suma 3,3 millones de contagios y más de 44.400 muertes totales, deja atrás una grave tercera ola por la variante ómicron que elevó los contagios a máximos históricos.

Para los expertos, artistas y profesionales de la cultura, el evento supone una prueba de fuego de cara a la liberación de futuros eventos masivos, restringidos desde hace dos años en Chile, uno de los países con las políticas más duras del mundo frente a la covid-19.

Por eltiempo