Riad, 20 mar (EFE).- Los altos precios del petróleo dispararon en 2021 los beneficios de la petrolera estatal saudí, Aramco, hasta los 110.000 millones de dólares, un 124 % más que el año anterior e incluso un 24,7 % que en el último ejercicio antes de la crisis mundial provocada por la pandemia de covid-19.

El espectacular crecimiento de la compañía el año pasado casi alcanza incluso el pico de 111.100 millones de dólares de ganancias de 2018, que le valieron ser considerada la empresa más rentable del mundo, con lo que puede dar por más que superado el bache de 2020, en el que su beneficios cayeron un 44,43 % hasta los 49.003 millones de dólares.

Aramco, que publicará el lunes sus resultados completos de 2021, adelantó en un comunicado su aumento de beneficios y lo atribuyó a «los mayores precios del crudo, unos más altos márgenes de beneficio en refinería y el sector químico, y a la consolidación de los resultados anuales de Sabic», la petroquímica que compró a la holandesa DSM en junio de 2020.

El presidente ejecutivo de la compañía, Amin Nasser, aseguró que «aunque las condiciones económicas han mejorado considerablemente, las perspectivas siguen siendo inciertas debido a varios factores macroeconómicos y geopolíticos», sin mencionar el conflicto ucraniano, pero prevé un aumento a largo plazo de la demanda, según el comunicado.

«Reconocemos que las seguridad energética es primordial para miles de millones de personas en todo el mundo, por lo que seguimos haciendo progresos en el incremento de nuestra capacidad de producción de crudo», añadió.

ESTRATEGIA MODERADA

Los beneficios de 2021 muestran que la petrolera saudí, considerada la más grande del mundo, ha obtenido un gran rendimiento de la estrategia de un aumento mensual moderado de la producción adoptada por la denominada OPEP+, que integra a un veintena de los principales países exportadores de crudo del mundo, liderados por Arabia Saudí y Rusia.

Pese a la presiones de los países consumidores, acuciados por el aumento del precio de los combustibles, para que se acelere el ritmo de producción, la OPEP+ mantiene desde agosto un incremento de apenas 400.000 barriles extra al mes.

Esto ha impulsado los beneficios de Aramco, que todavía no reflejan los últimos aumentos provocados por la incertidumbre generada por la invasión rusa de Ucrania y el posible veto de los países occidentales al crudo de Rusia.

Además de los beneficios, la petrolera indicó que su flujo libre de caja durante 2021 alcanzó los 107.500 millones de dólares, frente a los 49.100 del año previo, y aumentó su gasto de capital un 18 % hasta los 31.900 millones.

MÁS GAS

La empresa estatal saudí anunció también la que será su estrategia de crecimiento para los próximos años, en la que se incluye un incremento de la capacidad de producción de gas en más de un 50 % en los próximos nueve años para alcanzar los 2.000 pies cúbicos estándar de gas natural al día para 2030.

Estos planes, que coinciden con un aumento disparado también del precio del gas en los mercados internacionales, supondría «alcanzar una tasa sostenible de gas de 2.000 millones de pies cúbicos estándar al día de gas natural» para 2030, agregó.

Además, situó en 2027 la fecha para la que pretende alcanzar su objetivo de llegar a una capacidad máxima sostenible de petróleo de 13 millones de barriles al día.

El año pasado, la empresa produjo 12,3 millones de barriles de petróleo equivalente (BEP), de los que 9,2 millones fueron de crudo, según el comunicado.

Aramco repartió en el cuarto trimestre de 2021 unos dividendos de 18.800 millones de dólares, una cantidad que ha mantenido fija incluso durante los meses más complicados de la pandemia, aunque para ello tuvo que recurrir a financiación externa y la venta o alquiler de algunos activos.

Aparte de este reparto de dividendos anunció que su Junta de Directores recomendará a sus accionistas una retención de 4.000 millones de dólares de ganancias para una ampliación de capital a cambio de un reparto de acciones extra, a razón de un valor por cada 10 que ya se posean.

Aramco salió a bolsa en diciembre de 2019, pero solo colocó el 1,5 % de sus acciones, si bien lleva tiempo anunciando su intención de ampliar ese porcentaje.

El resto sigue en manos del Estado saudí, bien de forma directa, bien a través del Fondo de Inversión Pública (FIP), el fondo soberano que gestiona directamente el príncipe heredero y gobernante de facto del país, Mohameb bin Salman.

Por eltiempo