Los Saints entraron en un juego sin un tercio de su lista, incluyendo sus dos mejores quarterbacks, y los resultados no fueron precisamente sorprendentes en una pérdida de 20-3 ante los Dolphins.

Ian Book fue golpeado detrás de una línea ofensiva de respaldo. Una defensa poco tripulada jugó bien, pero estaba claro desde el principio de este juego, que no iba a terminar de la manera que los Santos querían (y necesitaban) en el Monday Night Football.

Las esperanzas de los playoffs no se ven frustradas, pero los Santos ya no controlan su propio destino con dos juegos por jugar.

Pero si se puede decir algo acerca de Book, es que nunca se puso nervioso. Fue golpeado. Fue perseguido por su vida. Hizo algunas lecturas malas. Pero al final, fue una muestra razonablemente positiva para un novato que tomó su primera carrera en la NFL el Monday Night Football por pura necesidad.

El novato terminó la noche 12-por-20 para 135 yardas y dos intercepciones. Fue despedido ocho veces, un máximo de temporada para cualquiera de los cuatro QB iniciales de los Santos.

Ciertamente hubo algunos momentos agradables. En los raros casos en que Book podía mantenerse en pie y pasar por sus progresiones detrás de lo que generosamente podría llamarse un patchwork OL, entregó el balón con confianza y recogió algunas buenas jugadas. Había una conexión clara con Márquez Callaway.
El novato no hizo ningún milagro, pero nunca lo haría. Hizo lo suficiente para mantener este equipo de Saints en contacto durante gran parte de un juego que no tenía por qué ganar, puesto que el COVID-19 se aseguró de eso. (WWL).

Por eltiempo